Ricardo Gómez: «Siento la nominación como que me dicen ‘Bienvenido al cine, queremos que estés aquí’»
Hubo un día en que empezó a afeitarse… y ni nos dimos cuenta. Llevaba creciendo ante nuestros ojos cada semana más de tres lustros y ahora que se emite la 18ª temporada de ‘Cuéntame cómo pasó’, Ricardo Gómez ya tiene 22 años y se ha dejado la barba. «Lo propuse para la pasada temporada, pero no les pareció…» Ahora que Carlos Alcántara empieza una nueva vida en Bruselas, huyendo de sus fantasmas, el actor que lo interpreta, que le ha dado la vida –»llevo tantos años en su piel que he podido interpretar varios personajes siendo el mismo»–, emerge como una de las estrellas de una generación de intérpretes llena de talento. Tanto, que opta al Goya al Actor Revelación por su papel en ‘Los últimos de Filipinas’ (Salvador Calvo) y ha triunfado arrasando en taquilla en el teatro con ‘La Cocina’ (Sergio Peris Mencheta, sobre un texto de Arnold Wesker).
Pregunta.– Cuéntame… ¿cómo es eso de ser nominado a actor revelación cuando llevas 17 años delante de una cámara?
Respuesta.– Bueno… los requisitos los cumplo. Es mi primer papel relevante en el cine. Además, a José Sacristán sólo se lo dieron hace unos años [Actor Protagonista por ‘El muerto y ser feliz’, en 2012]. Así que ya estoy libre de pecado [risas]. Existe esa categoría por suerte, y para gente de mi generación es más accesible. Porque luego empiezas a competir con los peces gordos…
P.– ¿Has imaginado el día en que te tengas que despedir de Carlos?
R.– Sí, claro. No sólo me lo he imaginado, sino que tengo un proyecto alrededor de ese día. Me gustaría hacer un documental con todo el material de archivo de la serie. Hace unos meses, estuve hablando con el productor de ‘Cuéntame’ y le comenté que me estaba asaltando la idea. Será ese día en que me tenga que despedir de Carlos.
P.– Eso en lo profesional, pero ¿en lo personal?
R.– ¿Sabes qué pasa? Pienso que en el proceso creativo del actor es una parte importantísima arrancar, es una parte importantísima desarrollarlo, y es una parte importantísima cerrarlo. Yo este año, en 2016 he tenido la oportunidad de vivir dos experiencias intensas de procesos que han empezado y terminado con ‘Los últimos de Filipinas’ y ‘La Cocina’. Y me doy cuenta que toda la pena que sientes el último día es igual de necesaria que la alegría que sientes el primero. Porque eso es lo que hace que mires para adelante y pienses en el siguiente proyecto. ‘Cuéntame’ ha pasado de ser una experiencia intensa a vital. Entonces, no creo que el día que termine tenga esa pena, creo que esa nostalgia llegará con los días… Pero no lo veo como algo muy trágico. A ver, igual dentro de dos años estoy en plena depresión y tenemos que hablar de nuevo de esto. Pero considero que la gente que estamos en ‘Cuéntame’ somos la excepción de la profesión. Hacer 18 temporadas de una serie de televisión a nivel mundial ya es una locura, a nivel nacional es un hito histórico.
P.– ¿Qué es trabajar?
R.– Es que depende del ámbito. Yo trabajo actuando. Actuar… España es el único país que le llama ‘actuar’. En Francia, es ‘jouer’, en Inglaterra y EEUU, ‘play’… Aquí nos ponemos muy intensos y le llamamos ‘actuar’. No, aquí no actuamos, aquí jugamos. Yo lo que vengo es a jugar. Y unas veces queda mejor el resultado del juego y otras peor. Unas veces es más interesante a lo que tienes que jugar y otras veces es menos. Trabajar es la responsabilidad de desempeñar una labor que te ha sido adjudicada. Trabajar empieza en casa, con el despertador a las 5.00 de la mañana, con estar en la calle a la hora que te han dicho, o a la hora que tienes que estar en el teatro… eso es trabajar. Pero una vez que ya entras en materia, para mí es jugar.
P.– ¿Y qué es tener suerte? ¿Tú crees que tienes suerte?
R.– Yo creo que la suerte existe, claro que sí. Pero llamarle suerte me parece quedarte en la superficie. Prefiero creer en las energías que uno mueve y en fijar un punto de destino e intentar dar pasos para ese destino, por pequeños que sean. Yo creo que cuando no te desvías aparecen cosas que, para justificarlas, le llamamos suerte. Pero me gusta pensar que somos nosotros los que generamos las cosas de alguna manera consciente o inconsciente.
P.– ¿Has imaginado el día en que no suene el teléfono?
R.– Sí… y lo he vivido. Desde luego, no tiene nada que ver con lo que puede vivir gran parte de la profesión. Pero yo ruedo ocho meses al año ‘Cuéntame’, que después de 17 años se convierte en algo que tienes seguro. Este año ha sido una maravilla. Pero hace tres, mi calendario era empezar ‘Cuéntame’, terminarlo y esperar cinco meses hasta la siguiente temporada. Y me quedaba esperando con ganas de que sonara el teléfono, y nada. Lo primero que digo siempre es que soy un completo afortunado. Leí en un estudio que sólo el 8% de los actores de este país pueden vivir exclusivamente de su trabajo, una barbaridad. Ojalá hubiese muchas más llamadas de teléfono para todos.
P.– El año 2016 ha sido el año en que Ricardo empieza a estar por encima de Carlos. ¿Ha sido una decisión consciente o casualidad?
R.– Estoy de acuerdo contigo en que este año, de cara a la gente o a los medios puede parecer que sí, que Ricardo está en una peli, en una obra de teatro… Pero esto no sucede el día que te llaman. No. Esto es un trabajo que tiene que ver más con los ‘síes’ que con los ‘noes’. Yo llevo toda mi vida trabajando en una misma serie representando el mismo personaje. Que, aunque tengo la suerte de haber ido creciendo, y por lo tanto he trabajado diferentes personajes en la piel del mismo, es un mismo personaje, que es lo que la gente conoce…
P.– …querías hacer otras cosas.
R.– Es que cuando ya llevaba 14 años de profesión, o sea hace tres, sólo tenía ‘Cuéntame’ en mi agenda, y veía a otros compañeros que sólo llevaban dos años en esto y estaban copando todos los carteles en las películas… Y eso jode un poco. Piensas: ¿por qué ellos sí y yo no, si llevo toda la vida en esto? Pero soy tan afortunado de que mi carrera ha empezado por otro lado que también se tiene que desarrollar por otro lado. Y creo que la única manera de poder continuar en esto es tener paciencia, sabiendo que las cosas llegan sin precipitarme, estudiando muy bien los pasos que doy.
P.– ¿Has pensado ya cómo vas a celebrar el Goya?
R.– No me gusta pensar en las cosas que no son seguras… Obviamente estoy nervioso, porque si no, no tendría ningún sentido esto de los premios. Porque me lo quiero llevar. Pero sí que es verdad que esta profesión te enseña que hasta que las cosas no las tienes cerradas, apalabradas y en la mano, no existen. Yo este año he rodado mi primera película. Si hubiese rodado todas las que han pasado por mi mail, sería la décima. Pero, por desgracia, la mayor parte de las veces no salen. Yo estoy encantadísimo de que hayan pensado los académicos en mí. La nominación la siento como que los académicos me han dicho ‘oye, bienvenido, llevas toda la vida en televisión y te conocemos, has hecho tu primera película, así que bienvenido también aquí, nos apetece que estés’… Luego, que me lo leve o no, no va a impedir que ese día monte un fiestón.
P.– ‘La Cocina’ no es tu primera obra en teatro…
R.– Pero es especial.
P.– Erais 26 actores en escena más de dos horas sin parar, la escenografía, la iluminación… Todo muy cinematográfico. ¿Cuánto trabajo hay detrás?
R.– Mira, yo no había trabajado más en mi vida. ¡En mi vida! Además, compaginé las funciones con el rodaje de la temporada actual de ‘Cuéntame’. Entonces de lo que tiraba era del sueño. Yo he estado durmiendo cuatro horas fácil dos meses. Me levantaba a las 3.40, me recogían a las 4.00, a las 5.00 estaba rodando hasta las tres de la tarde, para llegar al ensayo a las cuatro, hasta las 10.30. Llegaba a mi casa a las 11.00 y a las 3.40 otra vez arriba. Pero no puedo alardear de trabajo en comparación con lo que ha hecho Peris Mencheta con esta función… Realmente lo admiro por su capacidad de trabajo, por su talento y por lo artista que es. Poner a 26 personas a correr, a saltar, a caminar, a bailar por una cocina y que parezca que eso es la vida durante dos horas y cuarto; a la vez contar una historia tan profunda como la que se cuenta en ‘La Cocina’, por texto y por subtexto; que te lo compre un teatro nacional, y que esté el teatro a reventar todos los días tiene algo de milagroso.
P.– A Carlos Alcántara le pasa todo y más. Cárcel, tráfico de drogas, un bar, no sé cuántas chicas, Alcalá 20… ¿Algo de todo eso te ha servido en tu vida, por haberlo trabajado, reflexionado, sentido antes en la piel de Carlos?
R.– Pues supongo, no sé… Por regla general son escenarios muy potentes. Yo trabajar un encarcelamiento o Alcalá 20 y encontrarme encerrado en una discoteca que está ardiendo, son cosas que para mí como actor son increíbles para trabajar. Pero para mi vida, por suerte, espero no tener nunca que decir ‘rodar Alcalá 20 me ayudó a salir de ésta’ [risas].
P.– En un plano más emocional, cuando Antonio Alcántara le pone los cuernos a su señora…
R.– Sí. Estoy de acuerdo. Ese tipo de situaciones que tienen que ver con la familia, como una infidelidad de tus padres, un cáncer que pasa tu madre…por suerte debo decir que nunca he tenido que rodar algo que diga ‘esto me ha pasado en casa’. Y toco madera [la toca]. Pero como actor te obliga a conocer sentimientos que no has tenido que vivir. No es tirar de un recuerdo y ya está. Sino trabajar que realmente esta persona es tu padre, que esta persona es tu madre y que lo que habías establecido hasta ahora como un núcleo, se ha roto. Y a ver cómo lo trabajas. Tiene más que ver con jugar que no con llevarte algo personal allí al rodaje.
P.– Poca gente se acuerda de que fuiste ‘Chip’ en ‘La Bella y la Bestia’. Empezaste muy enano… ¿Tú ya querías subirte a las tablas, fue cosa de tus padres?
R.– No, no. ¡Tuve que convencer a mi madre! Ella es bailarina, coreógrafa, y yo iba todos los días a verla al teatro. Yo tenía seis años, así que luego me metía en el camerino con mi madre, y el resto de bailarinas… Y un día, una de ellas comentó: ‘oye, están haciendo pruebas en el Lope de Vega de chavalillos de tu edad’. Claro, mi madre fue como ‘para qué has dicho eso’ [risas] Y yo, claro, me convertí en un martillo pilón. Mi madre conoce la profesión y no es que no quisiera, como dicen a veces por ahí, sino que no tan pronto. Al final le comí la cabeza, me presenté allí y me pidieron que cantara algo. Y esto de que eres un niño y te da todo igual… ¿qué canto? Pues canté ‘Cumpleaños feliz’ [risas] Y dijeron ‘muy bien, lo tenemos’.
P.– ¿Y de ahí a ‘Cuéntame’?
R.– Eso fue más complicado por otra cosa. Lo de ir al casting, yo ya tenía a mi madre camelada. Sabia cómo hacerlo. Pero se retrasó la decisión, porque yo les gustaba, pero tenía dos años menos que el personaje que habían escrito. Yo tenía el pelo por aquí [se señala el hombro], me llamaban el pequeño surfero. Y me empeñé en cortármelo aun sin saber si me cogían. ¡Yo estaba super seguro! Mi madre siempre me dice ahora: ‘no pierdas esa seguridad que tenías de pequeño’ [risas].
P.– He visto por ahí que has estudiado Literatura general y comparada… Eso suena casi a Carlos Alcántara.
R.– Sí. Es que los guionistas se fijan en mí… [risas] No. Lo he tenido que pausar, porque no daba más de mí. Yo pienso que la Universidad está para aprender, no para aprobar. Y yo veía que debido a todo mi horario estaba volviendo a estudiar como en el instituto, para llegar al examen y aprobarlo, aunque se me olvidara en dos días. Y dije ‘no, esto no es la Universidad’. Quise estudiar Literatura porque creo que es una buena formación para el actor.
P.– ¿Es verdad que has llegado a dirigir alguna escena de la serie? ¿Te interesa la dirección, la producción?
R.– Lo que pasa es que esta temporada empezaba en Bruselas. Y fuimos un equipo muy de guerrilla. Y cuando estábamos rodando, y con esa tranquilidad de equipo reducido, les dije ‘oye, se me ha ocurrido esta idea’. Y le moló, ‘pero la diriges tú’, me dijeron… La dirección sí que me llama la atención. El año pasado dirigí mi primer corto, era un ejercicio de cine para ver si en un día de rodaje podía dirigir algo que había escrito previamente. Y salió bastante bien, no es que lo esté petando, pero he ganado un par de festivales, uno en Australia, otro en Castellón… La idea es aprender haciendo, que es como más me gusta. He ido a clases de dirección, pero nada como hacerlo para en el siguiente saber dónde la has cagado.
P.– ¿Cómo viviste el lío de que la serie estuvo a punto de no seguir, de los problemas fiscales de Imanol Arias y Ana Duato?
R.– Mira. No es que quiera evadir la pregunta. Pero cuando terminé el rodaje en abril tenía tres días de vacaciones. Y luego 10 días de ensayos en Madrid de ‘Los últimos de Filipinas’. Y sin que estalle el jaleo, cojo un vuelo. Me voy 10 días a Guinea y luego a Canarias… y me encierro en hacer la película lo mejor que sé. Y al enterarme, llamé a quien tenía que llamar, lo primero para saber cómo estaban a nivel personal… Mira, hay una cosa que a mí me molesta mucho de la prensa, la impunidad para decir cosas que son mentira. Un día, leo un titular que dice “TVE cancela ‘Cuéntame’”, y los 70 mensajes que yo recibo esa mañana, a mí alguien me tendría que pedir perdón por esa mañana. Y luego todo eso es mentira y no pasa nada. ‘Ah, no, nos equivocamos’ No, cabrón. Tú has generado conflictos a toda la gente que estamos ahí que… Pero la vida es así. No me quise centrar mucho en los jaleos, más allá de preocuparme por la gente que quiero. Porque me habían dado la oportunidad de hacer mi primera película y no quería despistarme.
P.– Bueno, te ha salido bien, estás nominado al Goya…
[risas]
P.– ¿Cómo imaginas esta semana hasta que llegue el esmoquin, el paseíllo, el photocall?
R.– Hasta hace dos días, presumía de una tranquilidad increíble. No era falsa modestia, lo estaba. Pero me he empezado a poner un poco nervioso. Es la gran fiesta del cine español… He conseguido no rodar el día anterior, que era hasta las cuatro de la mañana. Porque si tengo que ir con ojeras, pareceré el hombre interesante de la gala, pero preferiría ir descansado. Y sí, ultimando lo del traje, los preparativos. Me hace ilusión compartir esto con mi madre. Es la primera vez que me nominan a un premio, pero no de cine, de lo que sea. Porque es la persona que ha hecho posible que esté aquí, no sólo en el mundo, sino a nivel profesional, porque es la persona que está detrás de mí. Y bueno, intentaré pasarlo bien.
P.– Tú vienes de lejos, pero formas parte de una generación de actores y actrices que estáis tomando el relevo. ¿Sois un grupo, os cuidáis?
R.– Eso de que me incluyas en ‘una nueva generación’ te lo agradezco mucho, me hace mucha ilusión. Y sí que veo a muchos de mi generación y los admiro. A muchos los conozco y son mis colegas, y algunos muy amigos. Patrick [Criado], [Álvaro] Cervantes, Alex Monner, Carlos Cuevas, Nao Albet, Irene Escolar, Natalia de Molina… Es gente muy preparada, y somos gente que gracias a Dios trabaja. El otro día estábamos tomando juntos en una entrega de premios y dijimos ‘cómo molaría poder currar juntos’. Y si no llega, lo tendremos que poner nosotros en pie. El talento que hay en España es muy potente, y cada vez viene gente más preparada. Lo hablé con [Luis] Tosar y con [Javier] Gutiérrez este verano. Y me decían ‘joder, es que yo os veo currar, y pienso que cuando yo tenía 22 años ni me había empezado a dedicar a esto’.
P.– La ficción española vive un momento interesante, ¿hay algún proyecto que te hayas dicho ‘ahí querría haber estado yo’?
R.– Sí, sí… Las teles están produciendo mucho, pero hoy en día sin una tele detrás, en España, es muy difícil sacar una película adelante. Y eso a la industria del cine le va un poco a la contra. Porque posibilita que salgan grandes películas, pero hay una gama media que se queda sin ese apoyo. Y eso me da pena, porque yo he tenido la posibilidad de leer muchos guiones que no han podido salir. Y respecto a los proyectos… sí, los nuevos están americanizando más la ficción. En el buen sentido, digo. Estamos pasando de hacer 90 minutos a intentar hacer 50. Nosotros llevamos 312 capítulos emitidos de ‘Cuéntame’ a 70 o 90 minutos por episodio ¡Son 312 películas! Hacer una película en 12 días que tenemos para hacerlo es una barbaridad. Y a ver, no soy nuevo en esto, sé que es el prime time, pero la suerte es que salga la ficción como sale en España. Ahora, algunas series se plantean a ‘hacemos 10 capítulos y ya está’. Y entonces tienes un arco mucho más definido para trabajar. Vamos a hacerlas más cortas, vamos a utilizar medios más modernos… y bueno, con HBO, con Netflix, con Movistar, que está desarrollando proyectos, creo que sí, que la ficción española está viviendo unos momentos muy bonitos… Hay proyectos interesantes en la tele con estas cadenas, y ojalá pueda participar en alguno de ellos.
P.– Tú contrato de Carlos Alcántara, ¿te impide hacerlo?
R.– Yo soy Carlos Alcántara año por año. Yo firmo cada año y negocio mis condiciones cada año. Y los primeros interesados en que a mí me vaya bien fuera de la serie son ellos. Luego soy un ‘último de Filipinas’ o un pinche en ‘La Cocina’. Pero es que también hay mucho de amistad en la productora. No creo que si surgiese una oportunidad como esa nadie de ‘Cuéntame’ quisiese tumbármela.